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TRADICIÓN AÉREA CON INFANTES

TRADICIÓN AÉREA CON INFANTES

   En Venezuela, una costumbre que jamás he entendido referente a los recién nacidos, es esa de guardar el ‘ombligo’, ese cachito que queda en el bebé cuando cortan el cordón umbilical. ¿Para qué? ¡Misterio! Debe ser para algo de la suerte o cosa así; es una tradición viejísima, y contra ellas no se puede. Aunque… resulta curioso, por decir lo menos, que ahora exista el guardado de dicho cordón, por lo menos aquí hay una empresa llamada CELULAS MADRES DE VENEZUELA que habla de preservarlas, para investigaciones posteriores y tiramientos médicos si hace falta. Extraño, ¿verdad?

 

   Pero esta costumbre es una inocentada, o por lo menos no es tan escandalosamente inquietante como lo que ocurre en el pueblo de Musti, en Solapar, Maharashtra, en la India. Desde la mezquita local, a una altura de veinte metros, los recién nacidos son arrojados desde ahí, a manos de los devotos que lo reciben abajo con una enorme lona. Se supone que a ello están obligados las parejas devotas que han concebido un hijo después de tomar los votos, cosa que asegura larga vida, y vida saludable, a los infantes (si no pelan la lona). Se asegura que en quinientos años que lleva practicándose dicho ritual, jamás han tenido una pérdida. Por mi parte lo encuentro difícil de creer, la falta de bajas, no el ritual en sí.

 

   La página donde leí sobre ello, perteneciente a un TioTaum (tiotaum.blog.com, quien muestra una graciosa imagen de sí), cuestiona el ritual con frases como: costumbre absurda y peligrosa que raya en lo cruel y que debería ser impedido por las autoridades. Personalmente creo que tiene razón, aunque siempre es difícil opinar sobre las costumbres y creencias de otras personas. Hay muchas que alarman. A mí me cuesta entender la circuncisión, y más horrible todavía es la mutilación del clítoris en las mujeres que se practica aún en algunas aldeas africanas (porque, según, no necesitan de ‘eso’). Y ni el que digan “así se ha hecho siempre”, me parece justificativo. Aunque respecto a la circuncisión hay quienes opinan que es mejor y más higiénico para los hombres. De lo que pasa en Musti, yo sólo puedo ver bebitos llorando. Y aquí volvemos a lo mismo, entonces ¿qué decir de las orejitas perforadas de las niñas a los días de nacer?

 

   En fin, estoy muy de acuerdo con TioTaum respecto a esto. Alarma a cualquiera imaginar a esos bebitos rojos de presión, con sus boquitas abiertas en un largo grito ahogado, con sus ojitos abiertos al máximo, o cerrados por el esfuerzo de llorar, mientras caen desde esa altura, chocan de la tela y rebotando varias veces, totalmente aterrados. Pero eso ocurre. Seguramente a muchos les parecerá interesante de presenciar; por mi parte… paso sin ver.

 

Julio César.

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