CORDIALES SALUDOS A TODOS
Sonríe y el día es menos malo…
Hola a todo aquel que lea esto y que aún sienta dentro de sí cierta chispa de ternura y cariño por la hermosa película Brokeback Mountain. Soy un venezolano fanático de cierta edad ya, dentro de tres años cumplo cuarenta, y es un número que me asusta un poco. Como leyeron más arriba, fui un día, hace ya casi dos años a ver una película y quedé muy impresionado con ella. Repetir todo lo que me dolió, conmovió (y hasta hizo llorar como idiota) sería redundante. Para mí fue toda una revelación, dulcemente deprimente por un lado, dolorosamente grata por otra.
Con el tiempo, cuando este pasa, comienzas a hacer balances de tu existencia, y aunque la mía ha sido buena, y me gusta, hay muchas cosas que a los dieciséis años quise hacer, que no las realicé. De forma general, no afectaron mi vida, pero en su conjunto, en sus detalles, me llenan de insatisfacciones, de sin sabores. En algún blog de opinión creo que ya he expresado esto, pero debo repetirlo aquí ahora que comienzo con esta página. De muchacho yo soñaba con ir a España y correr en la feria esa frente a los toros, o ir a lanzarle tomatazos a todo el mundo en aquella otra; deseaba pasear en góndola por Venecia, bien acompañado de alguien que me gustara en verdad; recorrer el estado de Israel, guía en mano, deteniéndome frente al Muro de los Lamentos o subiendo a El Calvario (seguro que los ojos se me hubieran empañado). Quería escribir un libro. Deseaba tener una casa grande, con mucho patio para sembrar árboles frutales, hacer parrilladas y tender una hamaca.
Repito, mi vida es buena, pero no hice nada de esto. Sí, viajé y conocí, pero no esos puntos. Intenté escribir, desde hace años, pero nadie se sintió motivado a publicarme nada, aunque decían que eran tramas divertidas, entretenidas o bien hiladas (lo único mío publicado fueron dos cuentos cortos de tintes pornográficos, qué sí gustaron mucho). Por eso cuando vi la película, me enterneció horriblemente Jack Twist, desesperado y atractivo, intentando por todos los medios de convencer al único carajo que había querido de verdad en su vida, de que escaparan juntos y vivieran felices en un punto perdido. Era todo lo que buscaba y esperaba de la vida, porque lo suyo sí era amor, no sólo ganas de carne como muchos criticaron después en los blogs, de ser así cualquiera le hubiera servido, pero durante toda su corta vida, sólo esperaba por Ennis. Verlo fracasar en alcanzar eso, me dolió de una forma personal y terrible.
El fracaso de Ennis fue mayor, y más deprimente. Viéndolo viejo y solo, recordando a Jack, lo que tuvo y perdido, pensando que tal vez pudo hacer las cosas distintas y haber sido un poco más feliz, llevar una vida más plena y llena, me dejó mal. En su rostro de ojos aguados de lágrima, de frustración, de arrepentimiento, seguramente pidiéndole al Cielo otra oportunidad para hacer las vainas distintas, me hizo darme cuenta que el tiempo pasa y que lo no se hace, no se dice o lo que se pretende dejar para después, pede volverse en nuestra contra. No se debe vivir bajo la premisa de que siempre hay tiempo para cambiar o rectificar, a veces no es posible sin tener que llegarse a lo dramático como la muerte de Jack, aunque ese motivo también hay que tenerlo en cuenta. Es por ello que cuando supe de estos blogs, y la oportunidad de crear uno, me decidí a escribir las cosas que pensaba. Aquí hablaremos de Brokeback Mountain, en otras páginas lo hago de otros temas, pero dejemos eso para más tarde.
Por cierto, ¿saben qué fue lo dolorosamente grato de la cinta?: el personaje de Jack Twist, claro. Me avergüenza un poco decirlo, pero desde el primer momento… creo que me enamoré de la idea de ese vaquero de ficción. Me pareció, y parece, que era un tipo lanzado, decidido, alegre, el eterno optimista que cree que si insiste y persevera, un día la felicidad se le dará como recompensa (pobrecito). Durante veinte años amó y fue amado, pero siempre esperó un poquito más, el: Jack, te amo. Si embargo, continuó allí, junto a la persona que quería. En mi caso personal, he conocido a muchas personas (bueno, no tantas como para llenar la página de un cuaderno) y aunque muchas significaron bastante, siempre sentí que nunca había querido de forma total, intensa y real como cantan en las baladas o declaman los poetas; y ver eso en esa película, la fuerza de ese amor, una fuerza de la naturaleza como decían, me hizo envidiarlos y cuestionarme que había algo importante que tampoco viví. Cuántas tonterías se pueden pensar en un momento dado, ¿verdad?
Pero hablemos de la cinta, mientras escribo esto, el cielo está nublado en Caracas, ha llovido toda la noche y eso afecta el ánimo. RCTV, el canal de televisión, sigue cerrado y el Presidente, mediante decretos amañados y triquiñuelas se dispone a cambiar la Constitución para eternizarse en el poder. No es un día bonito. Por eso quiero pensar en Jack Twist sonriendo, sonriendo como tanto hacía en esa película, como parece que hace siempre el joven que le dio vida, Jake Gyllenhaal, quien tendrá que perdonarme, pero para mí siempre será Jack, el hermoso Jack Twist.
Pobre Ennis del Mar, tan macho y cerrado como era, cayó bajo el embrujo de esos ojos grandes, de esa sonrisa bella, allí, a las puertas del trailer de Aguirre; pero ¿quién habría podido resistírsele? Lureen, mimada y rica, se prendó de él en una cantina y no paró hasta que fue suyo en el asiento posterior de ese carro; ¿y cómo no sí lo vio sonreír? Alma lo odiaba, pero porque no lo conocía, si se hubieran tratado, si él le hubiera sonreído, también ella lo habría adorado, comprendido a Ennis y deseándoles fueran felices. Dios, que sonrisa tan bonita… Casi tanto como su mirada. Y casi es injusto para con los demás.
Julio César.
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