TRUCOS PUBLICITARIOS
Uno de los jóvenes dueños del nuevo gimnasio echó a correr por el parque entregando papelitos de propaganda y llamando a los tipos que por ahí pasaban. Y parecía resultar, el muchacho parecía conocer las palabras adecuadas, había un gentío que no le quitaba los ojos de encima… para saber más sobre las virtudes del ejercicio y del establecimiento. A quien Dios se lo da…
Julio César.
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