MIMADO
Despertaba y le gustaba que esas manos grandes lo recorrieran, mimándolo, reconfortándolo. Y verlo desperezarse era todo un espectáculo… que por alguna razón al cuñado que lo llamaba cada mañana para que fuera a trabajar, inquietaba un poco. Pero le tenía mucho cariño… En mi opinión, demasiado.
Julio César.
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